martes, 12 de febrero de 2008

Nicolás Bourbaki

Su nombre es griego, su nacionalidad francesa y su historia es curiosa.
Es uno de los matemáticos más influyentes del siglo XX.

Existen muchas leyendas acerca de él, y cada día va habiendo más.

Casi cada uno de los matemáticos conoce unas pocas historias acerca de él y probablemente ha inventado también un par de ellas más.

Sus trabajos se leen y se citan extensamente en todo el mundo.
Existen jóvenes en Río de Janeiro cuya educación matemática ha sido basada casi enteramente en sus trabajos y existen famosos matemáticos en Berkeley y en Göttingen que piensan que su influjo es pernicioso. Tiene partidarios fervientes y detractores vociferantes en cualquier grupo de matemáticos que se reúna.
El hecho más extraño sobre él, sin embargo, es que no existe.
Este francés no existente con nombre griego es Nicolás Bourbaki.

El hecho es que Nicolás Bourbaki es un seudónimo colectivo utilizado por una corporación informal de matemáticos.
El grupo seudónimo está escribiendo un tratado muy extenso en matemáticas, partiendo de los principios básicos más generales y concluyendo, es de suponer, con las aplicaciones más especializadas. El proyecto comenzó en 1939, y hay más de 20 volúmenes, unas 3.000 páginas de este trabajo monumental.

La razón por la que los autores eligieron llamarle Bourbaki está envuelta en el misterio. Existen razones para pensar que su elección estuvo inspirada en un personaje, oficial del ejército de cierta importancia en la guerra franco-prusiana.
El general Charles Denis Sauter Bourbaki fue una figura llena de colorido.
En 1862, a la edad de cuarenta y seis años, se le ofreció una oportunidad para llegar a ser rey de Grecia, pero declinó.
Actualmente se le recuerda principalmente por la forma cruel como fue tratado por la fortuna en los azares de la guerra.
En 1871, después de huir de Francia a Suiza con un resto pequeño de su ejército, fue prisionero allí y trató de suicidarse.
Al parecer fracasó, ya que llegó a vivir hasta la venerable edad de ochenta y tres años.
Se dice que hay una estatua de él en Nancy. Esto puede establecer cierta conexión entre él y los matemáticos que usan su nombre, ya que algunos de entre ellos estuvieron en tiempos diferentes asociados a ala Universidad de Nancy.

Una de las leyendas que rodean su nombre es que hace unos veinticinco o treinta años, algunos estudiantes de primer año de la Escuela Normal Superior (donde la mayor parte de los matemáticos franceses reciben su educación) tenían anualmente la visita de un personaje distinguido llamado Nicolás Bourbaki, quien les daba una lección y que, en realidad, era un actor aficionado y disfrazado con una barba patriarcal y cuya lección era una pieza maestra de trabalenguas matemático.

Es preciso decir una palabra de precaución acerca de la poca garantía que ofrecen las historias sobre Bourbaki. Si bien los miembros de esta organización secreta no han realizado ningún juramento de sangre sobre su secreto, la mayor parte de entre ellos encuentra su propia broma tan divertida que sus historias acerca de ellos mismos son apócrifas y mutuamente conflictivas. Por otra parte, los extraños al grupo no sabrán probablemente de qué están hablando y solamente pueden transmitir una leyenda que ya ha sido iluminada varias veces ..

PAUL R. HALMOS, profesor de matemáticas de la Universidad de Michigan, nació en Budapest, emigró Chicago siendo aún niño y en 1934 se graduó en la Universidad de Illinois, a la edad de 18 años. Al año siguiente se dedicó a las matemáticas cuando, al ser suspendido en los exámenes para un grado de M.A. Master of Arts) en filosofía, se le dio en cambio el grado de M.S. (Master of Sciences). Halmos logró después el grado de Ph. D. (Philosofy Doctor) en matemáticas en Illinois, luego trabajó durante dos años como asistente de John von Neumann en el Institute for Advanced Study en Princeton, N.J. Tras un año en el Laboratorio de Radiación del MIT (Massachusetts Institute of Technology), fue integrado en el cuerpo docente de la Universidad de Chicago en 1946, donde permaneció hasta 1961, en que se fue a la Universidad de Michigan. Entre los premios de Halmos se cuentan una beca Guggenheim y el premio Chauvenet para exposición matemática. El presente texto es un extracto de "Matemáticas en el mundo moderno" y fué escrito en mayo de 1957!


Otro artículo interesante escrito por Fernando Bombal, disponible aquí.

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