Cuenta María Elena Walsh que en la década del 30 unos periodistas argentinos le gastaron una broma literario-amorosa al poeta Juan Ramón Jiménez. Los muchachos inventaron a Georgina Hübner, una poeta peruana que comenzó a cartearse con el autor de “Platero y yo”. Tan apasionado era el intercambio que Jiménez amenazó con llegarse hasta el Perú para conocerla, de manera que los creativos no tuvieron mejor idea que escribirle con la noticia de la muerte de su poeta amiga. Esta información lamentable dio origen a un conocido poema de Jiménez que comienza así: “Georgina Hübner ha muerto...”.
(“El club de los impostores”, artículo de Hinde Pomeraniec en Clarín, suplemento Cultura y Nación, 12 de julio de 1998)
M.E. Walsh, Parrafista 137, 01 de marzo, 2007 - J.R. Jiménez, Parrafista 186, 04 de julio, 2007
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